En estos días de Navidad no es muy habitual que en nuestras mesas contemplemos la legumbre como un ingrediente en nuestros platos. Sin embargo, en otras cocinas no muy lejanas, como la italiana, las lentejas son uno de los ingredientes estrella en la cena de Nochevieja.
Clásicamente, las lentejas se toman tras al inicio del día 1, pasada la medianoche como nosotros hacemos con las uvas, pero también se come como plato en muchas casas italianas, ya que a esas horas y después de una cena contundente puede no ser fácil comerse unas lentejas.
La tradición se remonta a la antigua Roma. Los romanos, hace siglos, regalaban por estas fechas un pequeño bolso de cuero para atarlo a la cintura, y que estaba lleno de lentejas.
Esta peculiar tradición de comer lentejas tiene relación con el hecho de desear suerte y riqueza para el año venidero.
Las lentejas han sido una de las primeras legumbres cultivadas por el ser humano, y entre los griegos y los romanos era un producto muy querido y cocinado. Pero la razón de que ese pequeño bolso atado a la cintura llevara lentejas, y no garbanzos por ejemplo, conserva una simpática analogía. Teniendo en cuenta la forma redonda y aplastada de las lentejas, el deseo era que se convirtieran, a lo largo del año, en muchas monedas.
Una forma de desear suerte y riqueza!!
Ingredientes:
- 200 gr de lentejas caviar
- 1 cebolleta o dos si son pequeñas
- medio puerro, la parte blanca
- 1 pimiento verde
- medio calabacín
- 6 pepinillos en salmuera
- 2 hojas de laurel
- 2 clavos
- 100 gr de hojas de espinacas limpias
- 6 fresas
Para el aliño:
- aceite
- vinagre de módena
- 2 cucharadas de mostaza
- sal
Elaboración:
Podemos poner a cocer directamente las lentejas, con sólo un lavado previo, pero yo prefiero poner a remojo un poco la legumbre siempre, incluso si son lentejas, al menos 2 horas, o como mínimo mientras preparo los ingredientes.
Ponemos a cocer las lentejas en agua fría junto con las especias de clavo y laurel. En la imagen veis también comino, pero como esta tiene un sabor más peculiar es un poco más a gustos añadirla o no.
Están puestas a cocer en una cazuela normal, no es olla exprés, ya que como han estado en remojo y son para ensalada nos interesa que el resultado de la cocción sean unas lentejas al dente que no se rompan.
Una vez cocidas, retiramos las hojas de laurel y las escurrimos. Las reservamos.
Picamos en trozos pequeñitos el resto de los ingredientes; cebolleta, puerro, pimiento verde y calabacín. Los juntamos todos en una ensaladera, y en ésta añadimos las lentejas que teníamos reservadas.
Con todo ya mezclado, podemos aliñar la fuente entera, o si preferimos podemos preparar el aliño y que cada comensal o en el momento de servir cada uno aliñe su plato.
Para preparar el aliño preparamos en un recipiente al que añadimos dos partes de aceite por una de vinagre, las dos cucharadas de mostaza (mejor si es de Dijon, aunque su sabor es más fuerte y no apta para todos los paladares) y la sal. Removemos bien.
Y añadimos o no a la fuente de la mezcla de lentejas con el resto de verduras.
Para emplatar, ponemos en la base un plato unas hojas de espinacas limpias y con un molde hacemos un montoncito de ensalada. Ponemos fresa laminada alrededor del timbal que hemos creado de ensalada y aliñamos la ensalada si no lo habíamos hecho previamente.
Como en estas fechas no es la temporada de fresa y es producto caro, podemos dar el toque de color con otra fruta de temporada como puedes ser láminas de caquis o naranja, o granada por encima de las hojas de espinacas.
Os animo a que la probéis, ya que es un plato además de vistoso muy rico, sano y de alto valor nutricional, ya que las lentejas aportan proteína y carbohidratos de liberación lenta.
Que aproveche!!