Hoy que tenía un poco más de tiempo para la cocina nos hemos animado a preparar esta rica receta. Al final, tampoco no nos ha llevado más tiempo que si preparas un arroz de domingo o una paella. Aunque el paso de elaborar las bolitas y sellarlas no es difícil, pero sí un poco más entretenido. Al igual que cuando se elaboran unas croquetas caseras!

Pero salvando ese pequeño paso de la receta, os animo a que la hagáis, ya que está muy rica de sabor, y es un plato de alto valor nutricional porque es rica en proteínas y carbohidratos de absorción lenta, y superbaja en grasas, y podríamos decir que casi con 0 gr de colesterol. Además, es una receta supereconómica, que también es importante.

La base para las bolitas es principalmente la quinoa, pero dado que ésta no es muy apelmazante, para trabajar mejor la masa le añadimos o bien bulgur, como en la receta, o también se puede hacer con mijo. Ambas opciones son válidas. Y en cuanto al pescado, he elegido desmigado de bacalao desalado, porque nos aporta mucho sabor y fácil elaboración, ya que está limpio de piel y espinas, y gracias a su gelatinosidad también ayuda a que las bolitas compacten mejor.

Si queremos preparar un plato libre de gluten tendremos que optar por el mijo, que realmente es una semilla, no un cereal.

Pero muy recomendable su consumo, ya que nos aporta minerales y vitaminas del grupo B. Además de ayudarnos en procesos digestivos, ya que se digiere mejor que otros alimentos a base de trigo.

Ingredientes:

Para hacer las bolitas:

• 50 gr de bulgur o de mijo (uno u otro)
• 200 gr de quinoa (yo he usado en la receta la mitad de blanca y la mitad de quinoa roja, pero se puede hacer solo con una de las variedades o incluso mezclando todas).
• 1 cebolla
• Medio calabacín
• 2 dientes de ajo
• 150 gr de bacalao desmigado ya desalado
• 2 huevos medianos
• 1 chorrito de vino blanco
• Aceite
• Sal y orégano (se puede sustituir por perejil)
• Agua para cocer la quinoa y el mijo o bulgur.

Para la salsa de tomate:

Si tenéis prisa, se puede emplear una salsa de tomate ya hecha, o añadir algún ingrediente más a ésta.

• 1 cebolla
• 2 dientes de ajo
• 1 lata grande tomate triturado
• 1 bote mediano de champiñones laminados
• aceite y sal

Elaboración:

Ponemos a cocer en una cazuela la quinoa con el mijo o el bulgur. Todo junto, ya que los tiempos de cocción son muy similares. Añadimos dos partes de agua por cada parte del alimento a cocer. Además, una pizca de sal al agua. La quinoa, en un colador, la pasamos por el grifo previo a su cocción, pero no la dejamos en remojo.

Mientras se está cociendo, picamos finito la cebolla, el ajo y el calabacín, que ponemos a pochar en una sartén con un chorrito de aceite.

Por otro lado, si vamos ha hacer nosotros también la salsa de tomate, picamos la otra cebolla, los dos dientes de ajo y con un chorrito de aceite lo ponemos a pochar en la cazuela donde finalmente añadiremos las bolitas ya hechas. Cuando la cebolla y el ajo estén blanditos, añadimos el tomate triturado y corregimos de sal y añadimos una pizca de azucar para corregir la acidez de la salsa. Lo dejamos reduciendo. Cuando esté reducido es cuando añadimos los champiñones laminados de la lata (previamente escurridos) y lo mezclamos todo.

En la sartén que teníamos pochando la cebolla, el ajo y calabacín, cuando estén tiernos añadimos el desmigado de bacalao, que previamente hemos hecho cachitos pequeños. Añadimos el orégano y el chorro de vino blanco y lo dejamos reducir. Cuando esté, añadimos escurrido la quinoa y el bulgur o mijo ya cocido (escurriri bien en un colador para no añadir un exceso de humedad al plato). Lo dejamos reducir unos minutos más para asegurar que la mezcla esté lo más seca posible. Cuando lo esté lo apagamos y la distribuimos en una bandeja para que salga el vapor y se enfríe hasta el punto que podemos manejarlo con seguridad.

Podemos formar las bolitas, bien con las manos o con dos cucharas soperas, como si formásemos croquetas.

Batimos los huevos en un plato hondo, para bañar nuestras bolitas en él antes de pasarlas por la sartén para sellarlas y evitar que se desintegren en la salsa de tomate. En una sartén que no se pegue nasa las vamos sellando. Este es el proceso de toda la receta que requiere más paciencia y delicadeza, pues hay que dar la vuelta con cuidado.

Si nos cuesta mucho trabajar la masa porque se rompen en la sartén, un truco es añadir un huevo batido a la masa.

Y una vez listas, ya solo queda añadir a la salsa de tomate que teníamos reduciendo desde el principio de la elaboración de la receta.

Removiendo solo con suaves meneos de cazuela, ya que sino corremos el riesgo de que se rompan. Lo mismo que para servir, que lo haremos con cuidado al introducir la cuchara para coger cada una de las bolitas con su salsa.

En el caso de que se rompiesen y se integre la masa con la salsa tampoco pasa nada, ya que el sabor es muy bueno de todas formas.

Así es como nos quedó ya emplatado.

Esperamos que os guste la receta y os animéis a preparla. Es un plato que además de estar superrico, nos aporta tantas proteínas como si fuesen albóndigas de carne o pescado, pero con muchísimas menos grasas saturadas. Además de un precio mucho menor que si está elaborado con carne. Y por supuesto, también estamos contribuyendo a un mejor medio ambiente optando por recetas con escaso contenido de proteínas de origen animal.

Si en vez de la salsa de tomate, preferís una salsa verde también queda muy rico. O incluso, si las bolitas no solo las pasamos por huevo, sino que las rebozamos, y freímos en aceite bien caliente, pueden ser un buen entrante o como picoteo para una cena con amigos.

¿Qué se te ocurre a ti?